lunes, 4 de junio de 2018

¿Cómo percibe el mundo una persona despierta?

por David Loy science and nonduality, 15 de febrero de 2015
Mundo despierto
"El ojo está hecho para maravillarse, así como la flor está hecha para florecer."
~ Claude Nurdisany

¿Cómo se manifiesta el mundo a una persona iluminada?

Indiscutiblemente, esta es una pregunta importante para los no-dualistas, incluyendo a advaitines y budistas. "Despertar" ―alcanzar el moksha o nirvana, experimentar el satori, realizar tu verdadera naturaleza, etc.― es el objetivo final para ambos, y naturalmente queremos saber en qué cambia las propias percepciones. ¿De qué manera se transforma la experiencia de alguien que está Despierto (el significado literal de "un Buda")?
Curiosamente, la mejor descripción que conozco no proviene de una tradición que normalmente consideramos no-dualista. Se encuentra en Centuries of Meditations (Siglos de meditaciones), de un clérigo y poeta inglés del siglo XVII llamado Thomas Traherne. Su libro no fue publicado hasta 1908, pero desde entonces ha sido ampliamente considerado como una obra maestra de la mística, y por una buena razón. El hecho de que Traherne fuera un sacerdote cristiano, y aparentemente desconocedor del budismo, el vedanta, el taoísmo, el sufismo, etc., es importante porque nos recuerda una vez más que ninguna tradición religiosa tiene el monopolio de la percepción espiritual.
El siguiente pasaje es uno de los clásicos del misticismo mundial. Emplea un lenguaje pasado de moda y requiere un poco de reflexión para apreciar su significado más profundo. En particular, dos palabras en la primera frase necesitan cierta explicación. Un significado obsoleto de "maíz" es "grano", por lo que Traherne puede decir que el maíz que vio fue trigo. Y "oriental" se usa en su antiguo significado de "iridiscente" o "lustroso", una de varias referencias a la luminosidad del mundo que describe tan maravillosamente.
"El maíz era trigo oriental e inmortal, que nunca había de cosecharse, ni fue sembrado jamás. Pensé que había estado ahí de eternidad a eternidad. El polvo y las piedras de la calle eran tan preciosos como el oro; las puertas eran al principio el fin del mundo. Los árboles verdes cuando los vi por primera vez a través de una de las puertas me transportaron y cautivaron, su dulzura y su inusual belleza hicieron que mi corazón saltara, y casi loco de éxtasis, eran cosas tan extrañas y maravillosas. ¡Los hombres! ¡Oh, qué venerables y reverentes criaturas parecían los ancianos! ¡Querubines inmortales! ¡Y los jóvenes, ángeles brillantes y deslumbrantes, y las doncellas insólitas obras seráficas de vida y belleza! Los niños y las niñas que deambulaban y jugaban en la calle eran joyas en movimiento. Desconocía que nacieran ni que fueran a morir. Y todas las cosas moraban eternamente tal como eran en sus lugares apropiados. La Eternidad se manifestaba en la Luz del Día, y algo infinito apareció detrás de todo; que habló con mis expectativas y movió mi deseo. La ciudad parecía estar en el Edén, o estar construida en el Cielo. Las calles eran mías, el templo era mío, la gente era mía, sus ropas, oro y plata eran míos, tanto como sus ojos brillantes, pieles claras y rostros rubicundos. Los cielos eran míos, y también lo eran el sol, la luna y las estrellas, y todo el mundo era mío; y yo, el único espectador y disfrutador de ello... De modo que con gran dificultad fui corrompido y me hicieron aprender los ruines mecanismos de este mundo. Los cuales ahora desaprendo, y me vuelvo, por así decirlo, de nuevo un niño para poder entrar en el Reino de Dios."
La primera vez que leí esta descripción fue hace muchos años, pero reflexionar sobre ella desde una perspectiva no-dualista me ha descubierto tesoros inadvertidos anteriormente. Me entusiasma compartirla ya que es muy similar a las afirmaciones básicas del advaita y el budismo sobre la naturaleza de la realidad, cuando experimentamos el mundo (incluyéndonos a nosotros mismos) como realmente es. Aquí están los aspectos principales que para mí se destacan:
Luz y éxtasis. El mundo que describe Traherne es increíblemente hermoso y feliz. Los árboles lo "transportaban y cautivaban", su belleza inusual hacía que su "corazón saltara, y casi enloquecido por el éxtasis". Y es muy específico acerca de la naturaleza de esa belleza, refiriéndose una y otra vez a la luminosidad de las cosas: el maíz es "oriental", los jóvenes "brillan", los ángeles "resplandecen" y los niños que juegan son "joyas en movimiento".
Los místicos de muchas tradiciones han enfatizado el resplandor del mundo: las cosas que normalmente percibimos como objetos sólidos ahora brillan. Una distinción que normalmente damos por sentada, entre los objetos físicos y la luz que reflejan, ya no se aplica. La diferencia entre ellos es en realidad algo construido: es producto de nuestras formas de pensar sobre el mundo, incluidos los nombres que asignamos a las cosas. Paso por alto el resplandor cuando veo esto simplemente como "una taza". Realmente no le presto atención: es solo algo que uso para tomar el té. Así es como aprendemos a captar el mundo, sin embargo, esa forma habitual de percibir también puede ser desaprendida. Cuando vemos las cosas tal como son, sin distinguir inconscientemente entre los objetos y la luz que reflejan, el mundo visible ya no es una colección de cosas fijas, materiales, auto-existentes, sino que aparece como una confluencia de procesos interactiva y luminosa. La taza sobre la mesa junto a mi ordenador no es solo una pieza moldeada de arcilla cocida que está simplemente ahí. Su estar-ahí es una actividad. Y estos procesos no son autosuficientes: manifiestan algo, que Traherne señala más adelante.
Tiempo. Las religiones tienden a preocuparse por la inmortalidad, ayudándonos a alcanzar una eternidad en el cielo con Dios, por ejemplo. Traherne describe un tipo diferente de "eternidad", que no consiste en sobrevivir a la muerte y vivir para siempre en un futuro sin fin, sino que se experimenta aquí y ahora de una manera diferente: viviendo en lo que a veces se llama un presente eterno. Su frase más maravillosa comienza: "La Eternidad se manifestaba en la Luz del Día"... El trigo "inmortal" que ve nunca fue sembrado y nunca será segado, habiendo permanecido allí "de eternidad a eternidad". En ese sentido, Traherne no distingue entre trigo, piedras, árboles o humanos: no sólo son radiantes, sino que se mantienan eternamente en la medida en que manifiestan la Luz del Día. En otro pasaje de Siglos de meditaciones, declara: "Todo el tiempo era eternidad y un Sabbath perpetuo".
Las tradiciones no-dualistas como el budismo enfatizan la realización de lo "inmortal" y, a menudo, también mencionan lo "no nacido". ¿Qué significa trascender la vida y la muerte? ¿Se refieren tales afirmaciones a una vida después de la muerte? La descripción de Traherne sugiere una perspectiva diferente. Es la naturaleza de todas las criaturas vivientes el nacer en un momento determinado y morir en otro momento tarde o temprano. El budismo no ofrece un escape de esta impermanencia. Pero si los seres vivos, como todas las demás cosas, no son auto-existentes ―si también son procesos interdependientes que manifiestan algo― entonces quizás en primer lugar no puedan morir en la medida en que en realidad nunca nacieron.
¿Qué es lo que se manifiesta? De acuerdo con la tradición tántrica budista, nuestras mentes tienen tres aspectos inalienables e inseparables: son luminosas, dichosas y "vacías" (shunya).
Vacuidad. "La Eternidad se manifestó en la Luz del Día, y algo infinito apareció detrás de todo..." Traherne no menciona a Dios, excepto al final cuando se refiere a volver a ser un niño para poder entrar en el reino de Dios. El único otro lugar en este pasaje donde quizás alude a Dios, o a alguna otra realidad espiritual, es en este "algo infinito." Nos recuerda un aforismo más conocido de William Blake: "Si las puertas de la percepción se purificaran, todo se vería como realmente es, infinito."
Lo que llama la atención de este infinito tanto para Traherne como para Blake es que no se describe como algo existente separado de las cosas percibidas. Si las cosas realmente no han nacido, porque no existen por sí mismas, sino que siempre están manifestando algo más, entonces la infinitud que manifiestan no es algo experimentado aparte de las cosas "vacías" que lo manifiestan. El Sutra del Corazón lo expresa mejor: "Aunque la forma no es sino vacío, también es cierto que el vacío no es sino forma".
Las enseñanzas budistas mahayana a veces hablan de "la no-dualidad del vacío (shunyata) y la apariencia". La distinción entre lo convencional o la verdad relativa "inferior" y la "verdad superior" última o absoluta es la diferencia entre cómo nos aparecen las cosas y lo que realmente son. Pero el término "apariencia" puede ser engañoso en la medida en que parece implicar que el mundo que normalmente percibimos no es más que un ensueño ilusorio.
Traleg Kyabgon Rinpoche aclara la comprensión mahayana de la relación entre las manifestaciones (que normalmente percibimos erróneamente como separadas, cosas que existen por sí mismas) y aquello-que-manifiestan: "'Apariencia' es una palabra curiosa. Significa un tipo de cosa superficial, pero con algo más llamado 'realidad' que está detrás de ella. 'Presencia' es un término mucho más adecuado. Algo se presenta por sí mismo, cuya esencia es el vacío. Lo que aparece es el mundo fenoménico, pero está vacío porque no tiene una sustancia real" (en Empty Splendor, BuddhaDharma otoño 2013).
Presencia es quizás la mejor palabra en español para describir a lo que Traherne apunta. Lo que normalmente percibimos como objetos sólidos es la presencia luminosa de algo infinito, algo no-finito, no-limitado, que se manifiesta de esta manera. Este infinito "vacío" no tiene nombre ni forma: literalmente no es nada en sí mismo, o mejor, una no-cosa que por lo tanto puede tener presencia como cualquier cosa.
Trascendencia. El dogma religioso a menudo postula un dualismo cosmológico: la dualidad entre este mundo creado y Dios en el cielo es un ejemplo común, y la distinción budista entre samsara (este mundo de sufrimiento) y nirvana (el objetivo budista) es otro. La salvación generalmente significa escapar de este valle de lágrimas al obtener acceso a la realidad "superior". Tal orientación implica inevitablemente cierta devaluación de este mundo "inferior" y nos alienta a alejarnos de sus problemas. El camino espiritual no trata de arreglar este mundo sino de trascenderlo.
Por el contrario, Traherne no alude a ninguna otra realidad que trascienda el magnífico mundo que describe. Lo que implica su descripción es que ésta es la realidad última. Aun puede entenderse como trascender la forma en que generalmente experimentamos este mundo, pero sigue siendo este mundo. Como dijo Nagarjuna: "El koti [ubicación] del samsara es el koti del nirvana". El lugar que usualmente experimentamos como un reino de sufrimiento no es otro que el que buscamos, el nirvana mismo ―cuando vemos este lugar, aquí mismo como realmente es. Traherne hace el mismo comentario al referirse al Edén y al Cielo: la ciudad de la que nos habla, que por lo general nos parece tan común y corriente, ahora "parecía estar en el Edén o construida en el Cielo". No hay necesidad de aspirar a cualquier otro lugar, ya que no se necesita nada más que lo que ya está aquí.
No-dualidad. El relato de Traherne se construye sobre sí mismo, volviéndose más conmovedor y profundo, hasta que alcanza su clímax: "Las calles eran mías, el templo era mío, la gente era mía, sus ropas y oro y plata eran míos, tanto como sus ojos brillantes, pieles claras y rostros rubicundos. Los cielos eran míos, y también lo eran el sol, la luna y las estrellas, y todo el mundo era mío; y yo, el único espectador y disfrutador de ello". ¿Qué pensar de esta posesividad? ¿Es solipsista su experiencia?
Depende de lo que queramos decir con solipsismo. Por lo general, se define como la creencia de que la única realidad es el yo (self), sin embargo, esa afirmación se puede entender de diferentes maneras. Insistir en que atman (el verdadero yo) es brahman (el fundamento del cosmos), como lo hace el vedanta, es afirmar que el yo es la única realidad, pero hemos de comprender lo que realmente es el verdadero yo.
El budismo enfatiza que no hay yo, pero si el problema básico es un sentido-de-yo-separado confrontando aquello que no es yo ―dentro vs. fuera― puede que no haya ninguna diferencia entre una experiencia de todo-Yo y la experiencia de no-yo. Lo que es importante en ambos casos es que la dualidad ilusoria entre yo y el otro se ha disipado. Nisargardatta ha expresado esto mejor que nadie: "Cuando miro adentro y veo que yo soy nada, eso es sabiduría. Cuando miro afuera y veo que yo soy todo, eso es amor. Entre ambos discurre mi vida".
La diferencia entre estas tradiciones no-dualistas y Traherne es que los no-dualistas generalmente prefieren decir que "las calles eran yo, el templo era yo", etc. Recuerdo la descripción del maestro Zen Dogen de su propia experiencia de iluminación: "Comprendí claramente que la mente no es otra cosa que ríos y montañas y la gran tierra, el sol, la luna y las estrellas". Sin embargo, me parece que la diferencia entre sus descripciones es menos importante que sus similitudes. Ambos han trascendido el dualismo habitual entre un sentido del yo enajenado y ansioso que está atrapado dentro de un mundo externo y objetivo.
Aun así, Traherne dice que él era "el único espectador y disfrutador de todo ello". ¿No es esto todavía una dualidad entre el que ve y lo que es visto? No: la mente a la que se refiere Dogen todavía se ve a sí misma desde una perspectiva particular, la presencia a la que llamamos Dogen. Lo mismo ocurre con el relato de Traherne: es con él ―o mejor dicho, como él― que la mente "vacía", el infinito Brahman/no dual, despierta a su propia naturaleza verdadera. Temporalmente, al menos.
La Caída. La exaltada descripción de Traherne concluye con una repentina deflación. La experiencia que nos acaba de describir se ha perdido porque "fue corrompido y se le hizo aprender los ruines mecanismos de este mundo". Pero hay esperanza: él puede "desaprender" esos mecanismos y "volverme, por así decirlo, de nuevo un niño para poder entrar en el Reino de Dios". La alusión es a Mateo 18, donde Jesús dice: "De cierto os digo que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos". Normalmente se entiende que este versículo se refiere a dónde podemos ir después de nuestra muerte, pero hacemos bien en recordar algo que Jesús dijo: "He aquí, el reino de Dios está en medio de vosotros" (Lucas 17:21. Más familiar para la mayoría es la versión del rey Jacobo: "El reino de Dios está dentro de vosotros"). En el contexto de todo lo demás que Traherne escribe, su deseo de entrar en el reino de Dios seguramente debe entenderse de la misma manera. El objetivo no es obtener una salvación en otro mundo, sino "regresar" al hermoso, luminoso, dichoso y eterno mundo celestial no-dual que tan poéticamente ha representado para nosotros.
"Regresar" está entre comillas porque realmente no lo ha perdido. No puede perder ese mundo, porque su experiencia fue un vistazo de lo que realmente es, lo percibamos o no. Después de haberlo probado, Traherne sabe lo que ha de hacer: desaprender los "ruines mecanismos de este mundo" ―el mundo, es decir, como normalmente lo experimentan las personas "corrompidas". No resulta evidente a qué se refiere con la corrupción y los ruines mecanismos del mundo. Podemos suponer que se está refiriendo a un comportamiento inmoral, y que los mecanismos ruines son las formas en que las personas se engañan y abusan unas de otras. Sin embargo, la corrupción aquí podría también incluir los tipos de ilusión que también enfatizan las tradiciones no-dualistas. Las ilusiones se confabulan con los deseos para cosificar el sentido de un yo que se siente separado del mundo "en" el que está. Así me veo motivado a buscar mi supuesto interés propio, indiferente al bienestar de los demás. Aferrándonos a las cosas de (lo que entendemos que es) el mundo, perdemos nuestro derecho de nacimiento: el mundo que Traherne tan amorosamente describe. Pero siempre podemos regresar, porque siempre está ahí. Se vuelve aquí cada vez que nos abrimos a él.
Es importante apreciar también lo que Traherne no menciona. Todo lo que describe es visual: ¿y los otros sentidos ― como el sonido del viento que sopla entre los árboles y la risa de los niños? ¿Eran también "míos"? Nos preguntamos si los escuchó de forma no-dual, como la música de T.S. Eliot "tan profundamente escuchada / Que no se escucha en absoluto, sino que somos la música / Mientras dura la música". Y no leemos nada sobre cómo la conciencia corporal de Traherne puede haber cambiado.
Lo que más falta en el relato de Traherne quizás sea algo que él no consideraría un defecto, y que ciertos maestros no-dualistas tampoco enfatizarían. En términos budistas, la "verdad superior" que él tan bien describe está separada de la "verdad inferior" convencional con la que estamos más familiarizados. En el mundo de Traherne no hay problemas: cada cosa luminosa es una forma en la que el "vacío infinito" se presenta, incluidos los niños que juegan en la calle ... ¿pero se van a la cama con hambre por la noche? Aunque todo manifiesta la eternidad en la Luz del Día, en aquella época la mayoría de esas manifestaciones particulares morían antes de su segundo cumpleaños. Sí, la "verdad superior" es que ellos realmente no morían porque nunca habían nacido; desde la perspectiva de la verdad inferior, sin embargo, hay nacimiento, y muerte... y sufrimiento. La sociedad de Traherne estaba organizada jerárquicamente, para el beneficio de aquellos en la parte superior de la pirámide de clase. El patriarcado y la esclavitud eran la norma.
Vivir felizmente en el mundo que Traherne tan bien describe, mientras ignora tales problemas, es "aferrarse al vacío". Es importante para nosotros experimentar la infinitud a la que se refiere, y no descansar ahí. Todos comenzamos desde una conciencia de la "verdad inferior": el mundo como una colección de cosas separadas, incluido el yo, ansioso e inseguro dentro de ella. Aspiramos a iluminarnos y realizar la verdadera naturaleza del mundo, incluyéndonos a nosotros mismos: el infinito vacío que se presenta como tú y yo y todo lo demás. Pero es igualmente importante no devaluar esas presencias ―en términos budistas, las formas en que se manifiesta el vacío (shunyata). Como también escribió William Blake, "la eternidad está enamorada de las producciones del tiempo". ¡El vacío infinito está enamorado de su presencia! Porque no están realmente separados el uno de la otra.
El desafío espiritual es darnos cuenta de que estas dos verdades son dos caras de la misma moneda, y vivir a la luz de esta comprensión.
 
David Loy
Acerca de David Loy
David Loy es un erudito y maestro Zen en la tradición Sanbo Zen. Su último libro es A New Buddhist Path: Enlightenment, Evolution, and Ethics in the Modern World (Hay una versión en español titulada: Un nuevo sendero budista - La búsqueda de la iluminación en el mundo modernoeditorial Kairós); él es también co-editor de A Buddhist Response to the Climate Emergency(Una respuesta budista a la emergencia climática).
También tiene publicado en español el libro No-dualidad.

miércoles, 23 de mayo de 2018

ANCLAJE EN PNL

Anclajes PNL – Creando un Cambio Permanente (parte 1/2)

En la lección #3 de este curso de neurolinguistica, vamos a aprender acerca de los Anclajes PNL. Como dice un refrán, es fácil cambiar pero es difícil mantenerse. Aquí te enseñaremos cómo hacer para que esos cambios sean permanentes. Además, esta es una de las técnicas básicas de la programacion neurolinguistica, y se utiliza en otros ejercicios más avanzados.
Imagina que eres capaz ir a una entrevista de trabajo o dar una presentación en público, a sabiendas de que serás capaz de dar tu mejor rendimiento en todo momento. Ese es el tipo de mejoras que podrás conseguir mediante el uso de los anclajes PNL.

¿Qué con los Anclajes PNL?

Los anclajes PNL se basan en el concepto de tener la capacidad de entrar en un estado anímico más poderoso o más apropiado para una determinada tarea o evento, y luego ser capaz de acceder a ese estado en cualquier momento que lo necesites.
Para nuestro propósito, un anclaje PNL es cualquier estímulo que evoca un estado mental específico en alguien.

Ejemplos

Anclajes PNL parte 1Por ejemplo, muchas personas tienen canciones específicas que les afectan cada vez que las escuchan. Por lo general esto sucede cuando algo importante les pasó mientras escuchaban esa canción, como el primer beso, haber conocido al amor de su vida, etc.
Los olores y sabores también son anclajes PNL particularmente poderosos. No importa la edad que tengas, es probable que poseas olores o sabores que evocan un sentimiento o recuerdo específico. El perfume o colonia de alguien a quien amaste mucho, la comida casera de tu mamá, etc.
En estos ejemplos anteriores, las canciones, los olores y sabores específicos son los anclajes PNL. Es decir, los anclajes PNL son los elementos externos que nos permiten sentirnos de una manera particular, simplemente con escucharlos, olerlos, sentirlos, verlos o saborearlos.
Imagina las posibilidades; podrías crear un anclaje específico para sentirte sumamente confiado en cualquier momento que elijas, ya sea una entrevista de trabajo, presentación, etc.

¿Cómo se utilizan?

La forma más fácil de aprender a utilizar los anclajes PNL es a través de un ejemplo.
En la programación neurolingüística, la mayoría de la gente usa un sentido específico para la mayoría de sus anclajes (generalmente el tacto) simplemente porque es la forma más fácil de volver a acceder a un estado específico (alegría, motivación, etc.) Por esa razón, vamos a utilizar el tacto para crear nuestro anclaje PNL.
En primer lugar, si no has leído las lecciones anteriores: técnicas PNL – Aprenda a controlar sus recuerdos y Submodalidades PNL – Cambie su realidad, entonces te recomendamos que los leas para que puedas realizar este ejercicio correctamente. Esto es importante, ya que para crear un anclaje PNL efectivo, es necesario crear un estado anímico lo más fuerte posible. ¡No queremos tener estados insípidos e inútiles, y luego crear anclajes sobre ellos!

Ejercicio – Confianza Instantánea en Todo Momento

Primera Parte del Ejercicio

  • Paso 1: Lo primero que tienes que hacer es pensar en un momento en que tenías una gran confianza en ti mismo. Si por alguna razón no puedes pensar en un tiempo cuando te sentías seguro, entonces puedes imaginar cómo serías si tuvieras 100% de confianza en ti mismo.
  • Paso 2: Crea una imagen muy vivida y detallada de tu persona mientras te sientes sumamente confiado. ¡Sientes que puedes conquistar el mundo!
  • Paso 3: Ahora, una vez que tienes esa imagen en tu mente, pon atención a los sonidos relevantes y toma conciencia de la sensación que te da tener plena confianza en ti mismo. El objetivo es hacer que este estado sea tan potente como sea posible.

Utilizando las Submodalidades para aumentar el sentimiento

La forma más sencilla de hacer el ejercicio anterior es utilizar la lista de submodalidades que viste durante la lección #2.
En primer lugar, encuentra las submodalidades visuales que tuvieron más efecto sobre ti y aplícalos a la imagen de ti plenamente seguro.
Recuerda utilizar las submodalidades auditivas y cinestésicas también. Si los sonidos tienen mayor influencia sobre ti, incrementa el volumen de tu imagen. Si las percepciones tuvieron mayor efecto, imagínate grande y poderoso.
En la última parte de la lección #3, vamos a aprender cómo anclar efectivamente ese sentimiento de autoconfianza para que puedas evocarlos en el lugar y momento que quieras. Continúa leyendo la segunda parte del ejercicio de anclaje PNL.

lunes, 14 de mayo de 2018

La Naturaleza del Hombre

según el Vedanta

por John Levy

Segunda Parte:  La Experiencia Objetiva

IV
INTRODUCCIÓN AL ANÁLISIS DE LA EXPERIENCIA OBJETIVA

1. La experiencia objetiva
La experiencia objetiva es una mezcla de pensar y de sentir. La naturaleza de la sensación no puede entenderse hasta que el pensamiento como tal no haya sido analizado por completo. Por "pensamiento como tal" quiero decir el producto de cognición formal, ya sea voluntario o involuntario.
2. Los dos tipos de cognición
La cognición puede ser introvertida o extrovertida, es decir, subjetiva u objetiva. La introversión pura nos lleva inmediatamente más allá de la mentación. Esto se debe a que un pensamiento y su objeto, sea cual sea ese objeto, son inseparables (1). Si, por ejemplo, dirigimos nuestra atención hacia la existencia absoluta, que es el yo (self) real, se desvanece la objetividad y el pensamiento se funde en la no-dualidad. Y, por otro lado, si nuestra atención se vuelve hacia los objetos sensoriales, el conocimiento de estos objetos constituye otros tantos pensamientos objetivos. Es en este tipo de pensamiento en el que estamos actualmente interesados.
3. Un pensamiento no es una entidad
Veremos en un capítulo posterior que el pensamiento es el nombre que le damos a la aparente objetivación de la consciencia. Por el momento, sin embargo, hablaremos de los pensamientos como si fueran entidades reales, ya que las personas comunes y corrientes así lo consideran.
4. Pensamiento abstracto y generalización
Antes de proceder a nuestro examen de la extroversión, detengámonos un momento para ver lo que se quiere decir con pensamiento abstracto y generalización, y así evitar malentendidos. Están vinculados a la percepción sensorial, porque para alcanzar la abstracción o la generalización, debemos tener en cuenta las particularidades; y el pensamiento actual que resulta es siempre en términos de los sentidos, no importa qué tan abstracto pueda ser el pensamiento o por qué intuición se puede haber llegado a él. A modo de ejemplo, la palabra hombre se utiliza en el título de este libro para denotar las características del estado humano. Pero tan pronto como la palabra es aprehendida algún tipo de representación visual aparece, aunque sea vagamente, ante el ojo de la mente (2). Del mismo modo, todas las nociones abstractas, ya sea que se refieran a cualidades, números, relaciones o conceptos, requieren el apoyo de algún objeto de percepción sensorial, incluso si es sólo un símbolo, como una cifra o un sonido. Los pensamientos abstractos y las generalizaciones son por tanto objetos de la consciencia. Como tales, son bastante distintos de la introversión.
5. Los objetos de consciencia
Un objeto de consciencia puede definirse como todo aquello que puede reaparecer en la memoria, por lo tanto sólo recordamos aquellas cosas que hemos conocido.
6. Percepción sensorial
Los objetos como tales en realidad nunca se perciben. Las percepciones sensoriales no nos ofrecen más que sensaciones desnudas de sonido, tacto (3), luz (4), gusto y el olfato: no nos presentan nociones predefinidas de objetos. Cómo es que de las sensaciones simples formamos la compleja noción de un mundo externo limitado por el tiempo, el espacio y la causalidad será el tema de la segunda parte de nuestra Indagación.

V
LA PERCEPCIÓN SENSORIAL Y LA NOCIÓN DE OBJETOS

1. Cómo surge la noción de un objeto
Como acabo de declarar las percepciones sensoriales no nos ofrecen más que sensaciones desnudas de sonido, tacto, luz, gusto y olfato. Si el perceptor es repetida y similarmente afectado por un grupo más o menos constante de sensaciones, se forma la noción de un objeto específico o clase de objetos.
2. La correlación de los objetos de los sentidos
La luz es inseparable de, y por tanto una con, el acto de ver. El sonido es inseparable de, y por tanto uno con, el acto de oír. Un mismo estímulo puede dar lugar a sensaciones de sonido en el lenguaje de los oídos, o de tacto, luz, sabor y olor en el lenguaje de la piel, los ojos, la lengua o la nariz. Pero esto no quiere decir que lo que estimula la percepción sensorial tenga existencia real, aparte de ser percibido. Si hacemos abstracción de nuestra noción de un objeto que existe independientemente de las cualidades que nuestros sentidos le han dado, su materialidad y objetividad se desvanecen: y lo que queda es existencia sin nombre y sin forma (5). En lo que se refiere a los sentidos, algo sin duda ha sido aprehendido: pero ese algo, en realidad, no es un objeto: trasciende la dualidad de conocedor y conocido. Ahora bien, la abstracción de las cualidades sensibles de un objeto extraño implica que su perceptor, en el proceso, ha trascendido las cualidades sensibles de su persona. Y en ausencia de cualidades sensibles, tanto en uno como en el otro, no es posible encontrar ninguna diferencia entre el perceptor y lo percibido. Involuntariamente hacemos esta abstracción cada vez que dejamos de ser conscientes de los objetos, ya sea en el intervalo entre dos pensamientos, cuando se cumple un deseo (como veremos en la Cuarta Parte), o en el sueño profundo o sin sueños.
Estas consideraciones demuestran que las apariencias como tales no son más que la percepción de los sentidos. La existencia sin nombre y sin forma a la que me he referido antes es otro aspecto del principio de la consciencia no-dual. El porqué la no-dualidad pareciera dividirse en un sujeto consciente y su objeto no nos concierne de momento.
3. La unidad del perceptor y lo percibido
Ahora voy a repetir la última sección en otras palabras. Entre lo que comúnmente se llama un dato de los sentidos y su correspondiente órgano sensorial, hay una conexión inmediata e inseparable. La naturaleza de la facultad visual es manifestar formas y colores, de la facultad auditiva es manifestar sonidos, y así sucesivamente. Lo que consideramos que es un objeto es la visibilidad de la visión, la audibilidad de la audición, etc. Pero ningún objeto como tal, ha sido conocido.
Ahora bien, aunque habitualmente consideramos el punto de vista contrario, la idea de que las sensaciones son causadas por estímulos externos a los sentidos es una ilusión: esto ya lo hemos visto en la sección 2 anterior. Trate el lector de imaginar el tipo de mundo que sería si él tuviera, en lugar de cinco, sólo cuatro sentidos, y que por ejemplo, él no tuviera absolutamente ningún sentido del tacto: sin duda no sería el mismo mundo cuya existencia real ahora damos por sentado. Nuestra noción de los objetos no puede por tanto separarse de los actos de oír, tocar, ver, gustar y oler. Más aún, nuestro análisis de la vigilia y del sueño nos ha demostrado que cuando estos dos estados se ven desde la posición ventajosa de la consciencia que es común a ambos, no se distinguen: la experiencia de cada uno de ellos es un producto mental. En estas circunstancias, no hay en ningún momento ningún estímulo externo para los sentidos.
4. La relación entre el cerebro, los órganos de los sentidos y el mundo exterior
"Un fenómeno característico de la relación entre el cerebro, los órganos de los sentidos y el mundo exterior es el de la proyección. Aunque las sensaciones son apreciadas como resultado de los cambios en las células del cerebro, se sienten como si tuvieran lugar más remotamente; el tacto es proyectado a la superficie de la piel, el sabor a la boca, mientras que nosotros consideramos que la vista y el sonido proceden de los alrededores. Son, por así decirlo, ilusiones convencionales establecidas en la infancia. Porque, en realidad, nuestras sensaciones son las meras máscaras y símbolos de la realidad, que se filtra a través de nuestro aparato de impresión sensorial". (6)
Nuestro autor ha declarado anteriormente que "la naturaleza particular de una sensación está determinada por el órgano receptor, y no por el estímulo" (7). En el primero de estos pasajes notables, se encuentra la confirmación desde el ámbito de la ciencia empírica de que la apariencia como tal no es más que los sentidos de percepción, aunque su autor probablemente no tenía esa intención; y en el segundo, que los objetos de los sentidos son uno con la percepción sensorial.
En este punto, debo definir la realidad, ya que el término acaba ahora de ser introducido. Defino la realidad como aquello que trasciende el cambio (ver XXIII, nota 1). El análisis del sueño profundo, en el tercer capítulo, mostró que esta realidad inmutable es el yo (self), el yo siendo esa única consciencia en la que los muchos y variados aspectos de la experiencia objetiva van y vienen. Ahora bien, es cierto que "nuestras sensaciones son meras máscaras y símbolos de la realidad", sin embargo, habiendo definido la realidad, me gustaría añadir que no podemos tener un conocimiento objetivo de la realidad, que para nosotros es idéntica a no-dualidad.
5. Cómo surge la noción de un mundo
Los objetos como tales no son percibidos: existen sólo como nociones, es decir, que existen cuando son pensados y no de otra manera. Ahora bien, no podemos tener más que un solo pensamiento a la vez, a pesar de que la rapidez con la que se suceden los pensamientos hace que las personas comunes crean lo contrario (8). De ello se desprende que la existencia simultánea de los objetos es una imposibilidad. Pero nosotros recordamos nuestras pasadas nociones y es por tanto la memoria la que nos hace creer en la coexistencia de los objetos (9). La ilusión de la existencia simultánea e independiente de los objetos da lugar a la noción de un mundo (10). A este respecto, remito al lector a mis observaciones sobre el pensamiento abstracto y la generalización (IV, 4): la noción de un mundo es una generalización y nada más.
6. Conclusión: Las sensaciones son como las palabras del lenguaje sensorial
Cuando no hay objetivación de la conciencia, en otras palabras, cuando no existe una percepción sensorial, lo que parecía ser un objeto pierde tanto sus atributos sensoriales como intelectuales, permaneciendo como el principio de consciencia en el que parece surgir. Por tanto no puede ser llamado un objeto; en realidad, ni siquiera hubo nunca ninguno, porque en sí mismo trasciende nombre y forma. No quiero decir que cuando un algo es conocido, no haya nada en absoluto presente. Cuando un algo es conocido, un algo sin duda existe, pero no tal como aparece, porque la apariencia está determinada únicamente por el perceptor y no por la cosa en sí. Los sentidos son como otro de los muchos idiomas, que expresan en su propio lenguaje el ser no-objetivado que está más allá del dominio de la expresión.
Epílogo: Una palabra acerca de la intuición
Las siguientes observaciones no están incluidas en el texto principal de este capítulo, ya que anticipan una parte del Método que no puede ser abordada sin una mayor preparación. Los lectores que por el momento no pueden comprender su importación se aconseja no hacer esfuerzos excesivos por hacerlo, sino más bien que esperen hasta que hayan leído todos los capítulos hasta e incluyendo el de "Deseos, sentimientos y el Testigo" (sección XXIX). Para entonces todos los obstáculos para la comprensión deberían haber sido eliminados. Esto no es un capricho por parte del autor; y él puede afirmar, que hay algunos pasajes de este libro que serán plenamente comprendidos solamente después de que el Método haya sido visto en su conjunto. Para disfrutar de una melodía, primero tenemos que escucharla. Sólo entonces podemos mirar hacia atrás a cada detalle y apreciar el equilibrio mutuo y la importancia de todas las notas, o grupos de notas, que en conjunto constituyen una línea melódica.
En este y en el capítulo anterior, se ha hecho mención a la intuición. Diferentes personas dan diferentes significados para la palabra. Por intuición me refiero a la práctica inconsciente o involuntaria de la introversión (IV, 2), que remite toda experiencia objetiva a la conciencia subjetiva. Es un don, y a menudo puede ser desarrollado mediante una formación adecuada. No puede ser considerado responsable de la certeza o falsedad de las conclusiones alcanzadas, ni guarda ninguna relación inmediata con el grado de cultura académica o estética adquirida por las personas dotadas de esta manera. La cultura puede ayudar a prevenir, pero también puede conducir a conclusiones falsas. Por lo tanto, se necesita algo más que la cultura para que las intuiciones no deban ser mal interpretadas por quienes las tienen. Esta orientación será discutida en el capítulo XXIV.
La formación de la que he hablado hace un momento es la práctica de la introversión que forma una parte importante del método vedántico. Ayuda a conducirnos a un estado donde la intuición, en lugar de ser fortuita, se convierta en el patrón normal de la experiencia. Pero este estado trasciende lo que normalmente se considera como la intuición: puede ser mejor descrito como la realización de la no-dualidad.
Notas:
  1. Consideraremos la naturaleza de los pensamientos con mayor detalle en los capítulos siguientes.
  2. Con algunas personas, la reacción puede no ser visual, pero en cualquier caso es sensorial.
  3. Uso la palabra tacto para incluir todo tipo de sensaciones cutáneas, es decir, pinchazos, dolor, temperatura, tacto y cinestesia. Me gustaría hacer hincapié en que esta Indagación tiene poco que ver con los objetivos de la fisiología y la psicología académica, siendo su finalidad totalmente diferente de la de la ciencia empírica. Las cinco categorías de sensación cutánea enumeradas son tomadas de An Introduction to the Theory of Perception, de Parsons, página 72 (Cambridge, 1927).
  4. Uso luz como un término más general para forma, aspecto y color, es decir, para todo lo que es visual.
  5. Forma significa cualidades sensibles en general, nombre cualidades intelectuales, es decir, para todo lo que se refiere a la asociación de ideas y la noción de un objeto específico o clase de objetos.
  6. Physiology,, por A. D. Le Vay, página 175 (English Universities Press, 1951).
  7. Le Vay, op. cit., página 175.
  8. La idea de que podemos conocer varios objetos a la vez es uno de los muchos hábitos erróneos de pensamiento que oscurecen nuestra comprensión. Se ha encontrado que la exposición de tales hábitos juega un papel importante en el presente Método.
  9. La naturaleza de la memoria se discutirá en una etapa posterior.
  10. Por "independiente", me refiero a la idea de que los objetos existen independientemente de su conocimiento de ellos.
Fuente: John Levy. The Nature of Man according to the Vedanta

La Naturaleza del Hombre

según el Vedanta

por John Levy

Primera Parte:  Diferentes Puntos de Vista
Vigilia, Sueño, Sueño Profundo

III
EL SUEÑO PROFUNDO Y EL SÍ MISMO REAL

1. El sueño profundo
El sueño profundo (o sueño sin sueños) puede ser mejor definido como el estado en el que la aparente dualidad de sujeto y objeto ha desaparecido. Su característica negativa es la ausencia de la actividad mental, un término que utilizo para incluir el pensamiento, el sentimiento y la percepción sensorial. Sin embargo, desde su propio punto de vista, el sueño profundo debe ser positivo, ya que no podemos experimentar la mera negación: y por tanto la ausencia de actividad mental no es su verdadera característica. De ello se desprende que cuando hablamos de sueño profundo, de la ausencia de actividad mental, y decimos al despertar que hemos dormido profundamente y no tenido conocimiento de nada, lo estamos viendo sólo desde el punto de vista de la dualidad, en comparación con que el sueño es un estado de nesciencia (1). De ello se desprende, además, que ninguno de los términos positivos que aplicamos a nuestra vigilia y a la experiencia de soñar se puede aplicar literalmente a nuestra experiencia de dormir. No obstante, hay tres aspectos positivos del dormir, cuyo conocimiento nos permitirá reconocer su verdadera naturaleza.
2. La experiencia de dormir
  1. El primero aparece claramente en el hecho de que no dejamos de existir cuando estamos dormidos, aunque toda experiencia objetiva individual se ha desvanecido. Hay que tener en cuenta lo siguiente: el sueño profundo, en sí mismo, es el estado del ser incondicionado. Quiero decir que en el sueño profundo sigue existiendo un principio que trasciende las cualidades o accidentes, perteneciendo estos a la objetividad.
  2. El segundo se deriva del hecho de que al despertar somos conscientes de haber dormido profundamente, aunque la ausencia como tal nunca puede ser experimentada. Hay que tener en cuenta lo siguiente: el sueño profundo, en sí mismo, es el estado de no-dualidad. Quiero decir que el principio de la consciencia se queda sin su apariencia para asumir la dualidad de un sujeto consciente y su objeto.
  3. El tercero se demuestra por la confianza con la que esperamos el disfrute asociado con el sueño profundo; y también por la sensación de privación real cuando sufrimos de insomnio. Hay que tener en cuenta lo siguiente: el sueño profundo, desde su propio punto de vista, es el estado de auto-satisfacción. Quiero decir que cuando el deseo y los objetos del deseo han desaparecido con el cese de la actividad mental, lo que queda es la importancia positiva de la ausencia de deseos.
3. La unicidad de la experiencia no-mental
El ser incondicionado, la conciencia no-dual y la paz perfecta, estas tres características del sueño profundo se corresponden con los tres componentes de la experiencia individual, es decir, la vida, el pensamiento y la sensación. Pero no son más que aspectos del yo real que debe ser único e inmutable, único porque observa, y por tanto trasciende, la variedad de la experiencia objetiva, siempre que esta última se presente; e inmutable porque permanece inafectado por la apariencia o la no-apariencia de esa variedad. Sin embargo, no podríamos saber nada al respecto si partimos de nuestro estado incondicionado que aparenta entrar en el dominio objetivo. De ello se desprende que la no-dualidad continúa como el trasfondo de la dualidad. No será hasta que nos acerquemos al final de este trabajo que puedan ser apreciadas todas las implicaciones de este párrafo.
4. Una objeción
Es probable que se plantee una objeción a nuestra descripción de uno de los aspectos del sueño como el estado de ser incondicionado. Y es que la mente, aunque se mantiene en suspenso, puede no estar totalmente ausente, pues de lo contrario el durmiente no podría ser despertado por las sensaciones.
5. La objeción refutada
La objeción implica que lo que vemos como sueño profundo desde el punto de vista de la dualidad es la experiencia de un durmiente, en la que el sujeto de la relación sujeto-objeto continúa de hecho incluso cuando no hay objetividad. Se supone, además, que el cuerpo de vigilia persiste en el sueño. ¿Es que otros no lo ven? Pero otros cuerpos, como el nuestro, son nociones que pertenecen al estado particular de la actividad mental que actualmente se está experimentando. Si otros observan algún tipo de respuesta a un estímulo en lo que ellos ven como un cerebro o cuerpo durmiente, lo hacen como parte de su experiencia de vigilia y así nos lo dicen como parte de la nuestra. Pero cuando no estamos teniendo ninguna experiencia objetiva, no hay cuerpos y por lo tanto no hay otros. La objeción es por lo tanto ilógica: lo que parecía ser un problema no es más que una confusión de puntos de vista. Desde el punto de vista de la dualidad, la experiencia siempre parece ser personal y por tanto conectada con el cuerpo de alguien; pero desde la no-dualidad, no hay personalidad y por consiguiente no hay durmiente ni cuerpo dormido. La objeción es refutada.
6. Reducción al absurdo
Por otra parte, supongamos por un momento que admitimos la existencia latente del pensamiento y la manifestación continua de un cuerpo de vigilia en el sueño profundo, el hecho es que a fin de ser conscientes de las sensaciones que afectan al cuerpo de vigilia, debemos estar ya despiertos. (2)
7. El intervalo entre dos pensamientos
La acción mental no es continua. Cada pensamiento, sentimiento o percepción sensorial tiene un principio y un fin. De ello se desprende que entre una mentación consciente y otra hay un intervalo. Desde el punto de vista dualista, el intervalo parecerá ser infinitesimalmente breve. Pero en sí mismo, trasciende la noción del tiempo, el tiempo que se experimenta sólo cuando hay actividad mental. Aquí (en el intervalo) no hay ninguna (actividad) con lo que normalmente escapa a nuestra atención. Si tratamos de pensar en ello, aparecerá como un estado de nesciencia.
Ahora bien, esta suspensión periódica de la actividad mental es idéntica a la del sueño profundo, que de este modo experimentamos en cualquier otro momento, por decirlo así, en medio de la experiencia de vigilia y de sueño. He dicho en otro contexto (en la Sección 3 más arriba) que la no-dualidad continúa como el trasfondo de la dualidad. Puede ser comparado con el papel en el que se imprimen estas palabras.
8. Otros estados que son idénticos a estar dormido
Los desmayos, catalepsia, anestesia general, trances en los que el pensamiento desaparece (3), y el tipo de distracciones en las cuales, cuando nos preguntan qué pensamientos estábamos teniendo, sólo podemos decir: "No estaba pensando en nada", se caracterizan del mismo modo por la ausencia de dualidad. Todos estos son idénticos al sueño profundo y al intervalo entre dos pensamientos. Cualquier diferencia aparente se refiere únicamente al estado de la mente antes o después de estos estados.
9. Resumen de la Primera Parte
Como seres humanos, experimentamos tres estados, vigilia, sueño y sueño profundo o sin sueños. Los dos primeros son estados de actividad mental, que se caracterizan por la dualidad de un sujeto consciente y su objeto. El tercero es un estado de no-dualidad, que se caracteriza por la ausencia de la experiencia objetiva y la presencia continuada del yo (self) real, lo que puede ser descrito como ser absoluto, el principio de la consciencia, y paz. Permanece sin modificaciones en los tres estados, pero es eclipsado, como el sol, cuando se producen pensamientos, sentimientos y percepciones sensoriales. No es entonces directamente aprehendido, pero se experimenta indirectamente a través del sentido de la existencia personal, la consciencia de los objetos, ya sean éstos físicos o mentales, y la apetencia, cuyo objetivo final es siempre el cese del deseo, es decir, la paz incondicionada. Estas cuestiones se examinarán en la tercera y cuarta parte de este libro. Mientras tanto, debemos considerar la naturaleza de la experiencia objetiva, es decir, de la experiencia de vigilia y de sueño.
Notas:
  1. La siguiente ilustración de la vida cotidiana nos dará una comparación útil. Supongamos que pongo un bolígrafo en la palma de mi mano y pregunto a alguien que me diga lo que ve. Él contestará que ve un bolígrafo. Supongamos ahora que suelto el bolígrafo y de nuevo le pregunto lo que ve. En nueve casos de cada diez, él responderá: "Nada", cuando en realidad él ve la palma de mi mano.
  2. A este respecto, permítanme observar que el sueño profundo (sin sueños) es de corta duración con respecto a todo el período de descanso. Su duración es normalmente de una a tres horas; en el período restante, la objetividad está a menudo presente en una forma u otra. No hace falta decir que esta referencia a la duración del sueño profundo es válida sólo desde el punto de vista empírico: no tiene sentido desde el punto de vista metafísico, como veremos en la siguiente sección.
  3. Los trances en los que la mente está activa, donde las visiones por ejemplo son vistas o las voces escuchadas, no importa de qué naturaleza y si son o no proféticas, pertenecen al dominio de la dualidad y, por lo tanto, deberán ser clasificados con otros estados de la dualidad. La única excepción a esta regla es cuando se produce algo de la naturaleza de lo que se describe en el cap. XXIV, "La expresión verbal de la no-dualidad".
Fuente: John Levy. The Nature of Man according to the Vedanta