martes, 7 de noviembre de 2017

El Espíritu en acción

por Ken Wilber
Ken Wilber
En mi opinión, todos estamos llamados a despertar a este proceso en el que el Espíritu en nosotros deviene consciente ―o, como algunos dirían, supraconsciente― de sí mismo. En los pasos que conducen de la subconsciencia a la conciencia y, desde ésta, a la supraconciencia, la profundidad aumenta en la dirección de su propio reconocimiento hasta que finalmente terminarnos despertando en la fusión con esa Totalidad radiante.
¿Qué piensa usted a este respecto? ¿Le parece una locura? ¿Considera que los sabios y los místicos están locos? ¿Por qué todos ellos nos ofrecen versiones diferentes de la misma historia? La historia de despertar un buen día y descubrir que es uno con el Todo de un modo atemporal, eterno e infinito.
Sí, tal vez todos ellos estén locos, tal vez sean meros idiotas ante el rostro del Abismo, tal vez necesiten de un terapeuta que les comprenda, tal vez eso pudiera ayudarles.
Pero entonces, me pregunto si la secuencia evolutiva realmente va desde la materia hasta el cuerpo y, desde ésta, hasta la mente, el alma y el espíritu, trascendiendo e incluyendo cada vez con mayor profundidad, mayor conciencia y mayor globalidad. Y, tal vez, en los dominios superiores de la evolución, tal vez ―sólo tal vez―, la conciencia del individuo llegue a rozar el infinito en un abrazo total que englobe a la totalidad del Kosmos, en una conciencia Kósmica en la que el Espíritu despierte a su auténtica naturaleza.
Esto, al menos, es plausible. Dígame: ¿Le parece, acaso, esta historia, una historia glosada por todos los místicos y sabios del mundo, más absurda que la que nos ofrece el materialismo científico de que todo esto no es más que un cuento contado por un idiota, henchido de rabia y de furia que no significa absolutamente nada? Considérelo detenidamente y responda. ¿Cuál de estas dos historias le parece más absurda?
Le diré lo que pienso al respecto. Yo creo que los sabios constituyen la avanzadilla del impulso secreto de la evolución; pienso que ellos son la vanguardia del impulso auto-trascendente que siempre va más allá de donde se encontraba anteriormente; considero que ellos encarnan el impulso esencial del Kosmos hacia una mayor profundidad y expansión de la conciencia; creo, en fin, que ellos cabalgan a lomos de un rayo de luz dirigiéndose hacia una cita con Dios concertada desde antes del inicio del tiempo.
Y también creo que ellos apuntan a la misma profundidad en usted, en mí y en todos nosotros. Creo que ellos están conectados a la Totalidad, que el Kosmos canta con su voz y que el Espíritu resplandece en sus ojos. Y también creo que pregonan el rostro del mañana, un rostro que nos abre al corazón de nuestro propio destino, un destino que también se halla presente ahora mismo en la atemporalidad de este instante y que, en ese asombroso reconocimiento, la voz del sabio se convierte en su propia voz, los ojos del sabio se convierten en sus propios ojos, usted habla con la lengua de los ángeles y se ilumina con el fuego de una comprensión que nunca ha nacido y que nunca morirá, reconociendo su auténtico Rostro en el espejo del Kosmos, descubriendo que su identidad es, en realidad, el Todo y que usted ya no es una mera parte de esa corriente, sino que es la totalidad de la corriente, la Totalidad que no se despliega en torno a usted sino en su mismo interior. Las estrellas ya no brillan ahí sino aquí, las supernovas se originan en su corazón, y el sol brilla en el interior de su conciencia. Al trascenderlo todo usted también lo abraza todo. Y no se trata de una Totalidad final, sino tan sólo de un proceso interminable en el que usted es la apertura, la claridad o la Vacuidad pura en la que se despliega, incesante, milagrosa, eterna y luminosamente, la totalidad del proceso.
El juego ha terminado, la pesadilla de la evolución ha concluido, y usted se halla exactamente en el mismo punto en el que estaba antes de comenzar la representación. Con la súbita conmoción de lo absolutamente evidente, usted reconoce su propio Rostro Original, el rostro que tenía antes del Big Bang, el rostro de la completa Vacuidad que sonríe en toda criatura y que resplandece como la totalidad del Kosmos, y todo se desvanece en esa mirada primordial en la que lo único que perdura es la sonrisa y el reflejo de la luna en un estanque tranquilo, en medio de una noche transparente como el cristal.
Breve historia de todas las cosas, 70-72
 

La Sabiduría y la Compasión

El camino de ascenso desde los muchos hasta el Uno es el camino de la sabiduría, porque la sabiduría ve que detrás de todas las formas y la diversidad de los fenómenos descansa el Uno, el Bien, la incalificable Vacuidad frente a la cual todas las formas devienen ilusorias, fugaces e impermanentes. La sabiduría es el camino de regreso desde los muchos hasta el Uno. Como dicen en Oriente, prajna, la sabiduría, nos permite ver que toda Forma es Vacuidad.
El camino de descenso, por su parte, es el camino de la compasión, porque el Uno se manifiesta realmente como los muchos y, en consecuencia, todas las formas deben ser tratadas con el mismo respeto y compasión. La compasión o bondad es, de hecho, el mecanismo mismo de la manifestación. El Uno se manifiesta como los muchos a través de un acto de compasión y caridad infinita, y nosotros debemos aceptar a los muchos con la misma exquisita compasión y respeto con la que nos dirigimos al Uno. Como dicen en Oriente, karuna, la compasión, nos permite ver que la Vacuidad es Forma.
Así pues, la Sabiduría nos permite advertir que los muchos son Uno, y la compasión, por su parte, ve que el Uno son los muchos. O, dicho en términos orientales, prajna ve que la Forma es Vacuidad, y karuna ve que la Vacuidad es Forma.
El hecho histórico fundamental es que los grandes sistemas no duales de Plotino, en Occidente, y de Nagarjuna, en Oriente, insisten en la necesidad de equilibrar e integrar estos dos movimientos. La corriente ascendente o trascendental de la sabiduría, Eros o prajna, debe verse armonizada por la corriente descendente o inmanente de la compasión, Agape o karuna. Y la unión entre esas dos corrientes, la unión entre el Uno y los muchos, entre la Vacuidad y la Forma, entre la sabiduría y la compasión, en el corazón no dual de Un Sólo Sabor, constituye el origen, el fin y el sustrato de toda auténtica espiritualidad.
Breve historia de todas las cosas, 334-335
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domingo, 22 de octubre de 2017

Adicción, Pornografía y Pseudo Advaita

¿Cómo podemos, como buscadores espirituales, evitar la trágica trampa de la adicción?

por Rupert SpiraPreguntas y Respuestas - 26 de febrero de 2010
Pregunta: De un tiempo para acá he tenido algunos problemas para conciliar algunos de mis comportamientos con mi comprensión de las enseñanzas del Advaita. Los frutos de este camino han sido claramente evidentes en formas que no puedo describir. Sin embargo, en un sentido muy honesto y mundano, también he estado luchando con una adicción a la lujuria y a la pornografía.
Obviamente esto me causa mucho conflicto. Me parece que este comportamiento adictivo y lujurioso no está ciertamente alineado con la verdad a la que el Advaita señala. Sin embargo, cuando surge el impulso de observarlo, mi mente crea un diálogo convincente que dice: "No hay hacedor. Esto es un acontecer espontáneo. No te resistas a esto. Nada tiene sentido", etc.
Entonces actúo sobre el impulso, y después, la mente racionaliza el comportamiento con más de esta pseudo lógica, afirmando falsamente que nunca abandonó la Conciencia. Esto viene, por supuesto, acompañado con todo tipo de culpa, inadecuación, y otras emociones penosas. El sentido común me dice que algo está mal.
He oído muchas historias de todo tipo de supuestos sabios, hombres santos y gurús iluminados que racionalizan el comportamiento sexual inapropiado bajo una capa de "verdad" espiritual.
¿Cómo podemos, como buscadores espirituales, evitar la trágica trampa de la adicción? ¿Especialmente cuando tenemos una comprensión profunda de que este es un camino de aceptación y no de rechazo? ¿Tienes algún consejo práctico para esto?
 
Rupert Spira
Rupert: La adicción de cualquier tipo, ya sea la conducta sexual inapropiada, el alcohol, las drogas, el tabaquismo o cualquier forma más leve de comportamiento, siempre tiene su origen en la creencia y, lo que es más importante, en la sensación de estar separados, limitados y localizados.
La forma más común en la que esta creencia y sensación de separación se manifiesta es en el sutil o no tan sutil rechazo de la situación de este momento ― es decir, "no me agrada lo que está ocurriendo" y "quiero algo diferente a lo que está ocurriendo".
Estas dos actitudes ―tradicionalmente referidas como miedo y deseo― son las dos caras del aparente yo separado. Son dos de las formas más comunes de "resistencia a lo que es". En otras palabras, "la aparente entidad separada", la "resistencia a lo que es", y "la búsqueda de la felicidad" a través de diversos objetos, sustancias o experiencias, son sinónimos.
Estos tres estados son, de hecho, uno y el mismo estado y también podría llamarse "ignorancia" o "ignorar la verdadera naturaleza de la experiencia". Por lo tanto, "la aparente entidad separada", la "resistencia a lo que es", y "la búsqueda de la felicidad" son incompatibles con la comprensión experiencial de la naturaleza no-dual de la experiencia.
Has visto esto claramente y es este "ver" lo que te permite evitar la trampa del pseudo Advaita que con razón has diagnosticado. Por lo tanto, vayamos al origen de esta "resistencia a lo que es", porque si comenzamos en cualquier otro lugar, por ejemplo, si comenzamos con una causa secundaria, no llegaríamos a la raíz del problema y, tarde o temprano, nuestra búsqueda volverá a aparecer, a menudo en una forma más virulenta. De hecho, el término "adicción" se utiliza precisamente para describir esta forma más virulenta de búsqueda que se ha convertido en crónica y destructiva.
El origen de la "resistencia a lo que es", es la creencia de que lo que somos, la Conciencia, está limitada y localizada dentro de un cuerpo. Esta identificación imaginaria de nuestro Yo con un objeto limitado (que, después de ser investigado resulta, en sí, ser imaginario) crea una entidad aparente. El "Yo" real de la Consciencia parece convertirse en el "yo" limitado de la entidad separada imaginada. Es decir, pensamos y sentimos que somos un cuerpo.
Esta aparente entidad, aparentemente hecha de un objeto intermitente es, por definición, inestable y siempre está amenazada por el cambio y la desaparición. De ahí el miedo que reside en su corazón y su corolario natural, el deseo.
El miedo viene del presentimiento de que cuando esta sensación intermitente (la forma en la que el cuerpo está apareciendo en este momento) desaparece, "yo" desapareceré con él. Y el deseo viene de la aparente necesidad de sustentar esta entidad fugaz que creemos y sentimos que somos, para perpetuar su aparente existencia.
Para empezar, este miedo y deseo se manifiestan en las formas más inocuas de conducta, la más común es el pensamiento innecesario, la charla o el comentario casi constante con el que la mayoría de nosotros estamos familiarizados.
Este comentario inocuo es la forma más simple de "rechazo a lo que es". Es la charla de fondo repetitiva que asegura que la atención se desvíe casi siempre de "lo que es". Esta es la adicción primaria.
"Lo que es" se considera demasiado aburrido, llano y sin incidentes como para ser digno de atención y el pensamiento ofrece un mundo de sueño alternativo hacia el que podemos escapar del sopor o incomodidad del momento.
Una mirada honesta a nuestro pensamiento mostrará que la mayor parte de éste no sirve para ningún propósito práctico, inteligente o creativo. Es simplemente una especie de relleno que sirve para distraer la atención del aburrimiento de "lo que es".
La gran mayoría de nuestros pensamientos sobre el pasado y el futuro solo sirven para legitimar y perpetuar este tipo de pensamiento. Sin embargo, precisamente porque este tipo de pensamiento se considera inofensivo (en el sentido de que no tiene ningún efecto perjudicial sobre el cuerpo o sobre la sociedad), pasa, en gran medida, desapercibido, y de hecho es fomentado por nuestra cultura en general.
Por esta razón, es la forma más común y efectiva de adicción en la que casi todo el mundo se encuentra involucrado, generalmente sin saberlo. Y en eso radica su eficiencia al mantener vivo el sentido de separación. Por lo tanto, es el refugio perfecto para el yo aparentemente separado.
Sin embargo, a medida que crecemos, este pensamiento sutil deja de ser suficiente para mantener a raya la ansiedad, el mal-estar y la incomodidad del sentido de separación y comenzamos a recurrir a formas más poderosas de evasión.
Estas formas más poderosas de evasión son las formas comunes de adicción con las que estamos familiarizados: el trabajo excesivo, el comer excesivo, la actividad excesiva, la adicción al dinero, el uso excesivo de la televisión, el consumo excesivo de alcohol, el tabaquismo, las drogas, la pornografía, etc. etc.
Todas estas formas son simplemente estrategias de evasión ― evasión de "lo que es", evasión de "esto". Evasión del "ahora". Son refugios familiares del sentido de un yo separado.
La sociedad traza una línea basada en si la actividad adictiva en cuestión es un peligro inmediato en sí misma, en cuanto a la legitimidad de cada una de estas actividades, de este modo tolera unas y condena otras. Sin embargo, desde el punto de vista de la ignorancia, todas son simplemente estrategias de evasión y negación. De hecho, cada una es simplemente una variación de la evasión raíz ― el pensar incesante que gira en torno al pensamiento "yo".
Si abordamos honestamente, como tú lo has hecho, nuestra experiencia, siempre encontraremos este pensamiento y su contrapartida más profunda en nuestros sentimientos a nivel del cuerpo, por debajo o por detrás de todas las formas subsiguientes de adicción.
Todo comienza con "yo", el cuerpo. Esa es la raíz de todo el sufrimiento que nuestras adicciones buscan aliviar.
Si la sociedad condena una forma de adicción más que otra, por cualquier razón, podemos ser persuadidos a cambiar el rumbo, pero en nuestros corazones este fuego de incomodidad, de evasión y rechazo, y su inevitable contrapartida en la búsqueda de la felicidad (que es otro nombre para la adicción) continuará. Y no descansaremos realmente hasta que hayamos llegado a la raíz del asunto. Llegar a la raíz del asunto significa ir a la fuente del aparente "yo" separado, no solo a la creencia del "yo" separado, sino, lo que es más importante, al sentimiento de ello.
Solo cuando todo el mecanismo del aparente yo separado ha sido visto claramente en toda su sutileza, estamos libres de ello, es decir, la Conciencia se sitúa "conscientemente" en y como Sí misma, sin ser aparentemente ocultada por la creencia y la sensación de separación.
No es suficiente, como has descubierto, agregar una capa de "En fin, todo es igualmente una expresión de la Conciencia y por lo tanto nada importa" sobre nuestras creencias y sentimientos. Este tipo de pensamiento superficial es uno de los refugios más seguros para el aparente yo separado en aquellos que han añadido una capa de espiritualidad a su persona.
El sentido de separación es un maestro a la hora de adueñarse de cualquier cosa para sus propios propósitos de auto-validación y justificación, y la espiritualidad superficial es una de sus formas más difíciles de detectar. De ahí la nueva religión de la no-dualidad.
Sin embargo, este no es tu caso. Tú has visto clara y honestamente que la adicción, en este caso la pornografía y el sexo, es síntoma de un malestar más profundo y sutil, el del yo separado.
Has visto que los intentos de la mente para justificar este comportamiento con argumentos no-dualistas convincentes y aparentemente irrefutables no son expresiones de verdadera comprensión, sino más bien los intentos de la mente de manipular y apropiarse de la enseñanza no-dual para validar sus adicciones.
En este sentido, tu análisis de la pseudo lógica de la mente y tu observación del proceso del impulso, la acción, la culpabilidad y la justificación son acertados.
Entonces, ¿qué hacer?
Ir al meollo de la cuestión: el aparente yo separado y la aparente ocultación de la Conciencia, son la misma cosa.
Explóralos a nivel de la mente, es decir, las creencias que tenemos que parecen apoyar la existencia de un yo separado. Tienes una buena mente. Úsala para explorar tu experiencia y saca tus propias conclusiones. Date cuenta de que no hay absolutamente ninguna evidencia experiencial para tal creencia.
Esta convicción iniciará una exploración mucho más profunda del sentido de separación a nivel de los sentimientos, que es la verdadera morada del yo aparente.
He hablado y escrito mucho acerca de esta exploración más profunda y este no es el lugar para abordarlo en detalle. Basta con decir que, sin esta exploración más profunda, la no-dualidad sigue siendo, en la mayoría de los casos, una creencia y, como resultado, la paz y la felicidad inherentes a la verdadera comprensión no-dual seguirán siendo difíciles de alcanzar e inevitablemente generará más episodios de búsqueda.
La buena noticia acerca de la adicción a la pornografía, en contraste con el alcohol, el tabaco y las drogas, es que la adicción es principalmente a nivel de los pensamientos y sentimientos y no tiene un efecto duradero en el cuerpo que, en el caso de la bebida, el tabaco y las drogas, es a menudo irreparable o, por lo menos, dura mucho tiempo después de que el impulso para satisfacerlas haya sido disuelto.
Dicho esto, y para facilitar lo anterior, también recomendaría una simple "disciplina" física: Cada vez que sientas el impulso de ver pornografía, solo haz una pausa. Incluso si, para empezar, es solo por medio minuto, pon un poco de espacio entre tú y la satisfacción del impulso. A medida que pasa el tiempo, este período puede extenderse hasta que te encuentres siempre a ti mismo como este espacio, por así decirlo.
Sin embargo, no esperes que este espacio sea pacífico en un principio ― ¡Probablemente no lo será! Lo más probable es que el impulso (que es, de hecho, la cara desnuda del yo separado, el "yo" separado en su forma cruda) al descubrir que no es aliviado, probablemente se mostrará con toda su fuerza. Se rebelará.
Mantente atento no solo a los pensamientos que tratarán de persuadirte de que tus impulsos están perfectamente bien, que solo lo harás una vez más, que todo es una expresión de la Conciencia, que no hay nadie haciendo nada, etc., etc., sino más importante aún a todos los sentimientos incómodos que surgen en el cuerpo, exigiendo que se haga algo al respecto para ser aliviado.
Observa que todos los pensamientos giran en torno a una entidad separada que, cuando es buscada, se descubre que no existe. En la mayoría de los casos es necesario llevar a cabo esta investigación a un nivel racional muy minucioso, con el fin de llegar a esta convicción.
Si esta convicción no ha sido alcanzada, el "yo" aparentemente separado seguirá estando muy vivo en tus pensamientos y como resultado no sentirás la determinación de explorar tus sentimientos completametne.
Aliviado de los pensamientos que aparentan justificar la existencia de una entidad separada, los sentimientos quedan expuestos como lo que son ― puras sensaciones corporales.
Estas sensaciones corporales son, de hecho, neutras. Solo adquieren su aparente negatividad (y por lo tanto su necesidad de evitarse con un comportamiento adictivo) cuando se combinan con la creencia en un yo separado. Despojadas de esta creencia son vistas por lo que son, sensaciones corporales inocuas que, como tales, no tienen ningún poder sobre nosotros, es decir, ningún poder para hacernos actuar a su favor.
Lo único que el yo aparente y su séquito de actividad estratégica no pueden soportar es que sean vistos claramente. Puede haber, y probablemente habrá una tremenda resistencia tanto en tus pensamientos como en tu cuerpo hacia este suave y nada intrusivo, pero firme enfoque.
Sin embargo, una vez que el mecanismo del yo separado, tanto a nivel de la mente como a nivel del cuerpo, ha sido realmente visto, su fundamento se viene abajo y es solo cuestión de tiempo que los patrones de comportamiento que dependían de su aparente existencia para su supervivencia, disminuyan y desaparezcan.
Dicho esto, estas adicciones son muy poderosas y en la mayoría de los casos este enfoque exploratorio profundo se facilita mejor durante un período de tiempo con alguien cuya paz y comprensión estén bien establecidos.
Al final, no es la exploración la que facilita la paz y la comprensión, sino más bien son la paz y la comprensión las que permiten que la investigación y la exploración se desplieguen y paulatinamente, en la mayoría de los casos, se reabsorba, por así decirlo, el yo aparentemente separado y todos sus patrones de pensar, sentir y actuar, de nuevo en sí mismo.
Una última cosa: mientras estamos permitiendo que surjan estos pensamientos y, lo que es más importante, los sentimientos incómodos, es importante no tener ningún plan sutil de acción con ellos, no "hacer esto" para "deshacernos de ellos". Eso sería más de lo mismo.
Solo permite que toda esta panoplia de pensamientos y sentimientos se desplieguen en tu permisiva e indiferente presencia. Con el tiempo, su ferocidad se apagará, revelando capas cada vez más sutiles de pensamiento y sentimiento a favor de una entidad separada, hasta que llegues al diminuto, casi inocuo pensamiento de fondo sobre el que hablábamos antes.
Este es el sentido de separación, el "ego", en su forma aparentemente más suave y menos detectable. Sé muy sensible a esto. Sé sensible a la "evitación de lo que es" en sus formas más sutiles. ¡Este es el tierno y travieso bebé que más tarde se convierte en un monstruo!
Conforme pasa el tiempo nos volvemos más y más sensibles y vemos cuánto de nuestro pensamiento y sentimiento, sin mencionar nuestras actividades, se genera con el único propósito de evitar lo que es, de evitar el "esto" y el "ahora".
Es este permitir todas las cosas, abiertamente, sin juicio, sin rechazo, lo que, con el tiempo, restaura el "yo" en el lugar que le corresponde, en el asiento de la Conciencia y que, como corolario natural de esta permanencia en y como nuestro verdadero Ser, suavemente realinea nuestros pensamientos, sentimientos y actividades con la paz y felicidad que es inherente en Ella.
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martes, 17 de octubre de 2017

365 Tao #108, 17 de Octubre 2017: Números


Números

Del uno nace el dos, del dos nace el tres,
El tres da a luz al diez mil.
Ciento ocho cuentas hacen un ciclo, 
Las constantes vueltas crean todas las cosas.

Hoy es el día ciento ocho. ¿Por qué son tan importantes los números para quienes siguen el Tao? Incluso hoy en día, cuando los números están más comúnmente asociados al servicio de las finanzas y de la ingeniería, hay quienes reverencian los números con la versión barata del misticismo -la superstición. Los números forman un mundo cerrado con misterios por explorar y explotar si nuestra comprensión es lo suficientemente profunda.

Los seguidores del Tao enfatizan ciertos números: Uno es la unidad del Tao. Dos es la dualidad. Tres es la disparidad que generará el movimiento. Cuatro son las estaciones. Cinco elementos generan el mundo. Seis partes del cuerpo son los brazos, piernas, cabeza y tronco. Siete es el número de días de la luna creciente por el calendario lunar. Ocho es el número de la adivinación. Nueve es el número de la vida. Diez son los ciclos del cielo.

Hay veinticuatro períodos en un año, cada uno con sus propias características. Treinta y seis es cuadrado. Ciento ocho es tres ciclos de treinta y seis y representa un ciclo mayor, aunque hay connotaciones aún más esotéricas asociadas a él.

Los números son sólo símbolos, una forma para los seres humanos de proyectar orden sobre el universo. Son un lenguaje más preciso que las palabras. ¿Pero, habla el Tao? Es importante dominar los números, pero procura mirar más allá del lenguaje y los números, a la realidad que ellos presagian.

La meditación de hoy para el hemisferio norte es la #290, Transformación

sábado, 14 de octubre de 2017

365 Tao #105, 14 de Octubre 2017: Compasión

Compasión

por Deng Ming-Dao

Una vez que has visto el rostro de dios,
Ves ese mismo rostro en todas las personas que encuentras.


El verdadero dios no tiene rostro. El verdadero Tao no tiene nombre. Pero no podemos identificarnos con eso hasta que estamos a un muy alto nivel de comprensión. Hasta entonces, los dioses con caras y el Tao con nombres siguen siendo más dignos de veneración y estudio que las ilusiones mundanas.



Con un entrenamiento largo y sincero, es posible ver la cara de dios. Lo sagrado no es sobre objetividad científica. Es sobre un reconocimiento claro y profundo de la verdadera naturaleza de la vida. Tu actitud hacia tu dios será diferente a la del dios de cualquier otro -la divinidad es un reflejo de tu propio entendimiento. Si tu experiencia difiere de otras, eso no invalida tu sentido de lo divino. No tendrás dudas después que hayas visto.



Conocer a dios es la fuente de la compasión en nuestras vidas. Nos damos cuenta de que nuestra separación de los otros es artificial. No estamos separados ni de los demás ni del Tao. Es sólo nuestro propio egotismo lo que nos lleva a definirnos a nosotros mismos como individuos. De hecho, una experiencia directa de dios es una experiencia directa de la total universalidad de la vida. Si permitimos que ello cambie nuestra forma de pensar, entenderemos nuestra esencial unicidad con todas las cosas.



¿Cuál es la apariencia de dios? Una vez que ves a dios, veras ese mismo rostro en cada persona que encuentres.

La meditación de hoy para el hemisferio norte es la #287, Completitud

jueves, 12 de octubre de 2017

Fuego, Agua, Aire, Tierra


Fuego, Agua, Aire, Tierra
No solamente nuestro planeta, como también el universo entero es formado de partículas materiales en la acción de los Elementos. Y gracias a la diversidad de los elementos es que vivimos en un mundo lleno de diferencias. Aún así, todas las cosas visibles e invisibles se originan solamente a partir de una fuente de vida. Por ese motivo es que el reconocimiento de las cuatro caras de la unidad, de donde surgen los elementos, posibilita al hombre desarrollar su conciencia espiritual y tomarse consiente de ésta unidad.
Fuego, agua, aire y tierra, de la forma como generalmente los conocemos, no son más que formas claras de los propios elementos. Sus manifestaciones se revelan de la siguiente forma: el elemento agua posee propiedades magnéticas, nutre y sustenta. El elemento fuego posee propiedades eléctricas y creativas. El aire es el elemento separado que facilita la coexistencia de dos de los principales elementos: el fuego y el agua. El elemento tierra es el amalgama que une el fuego, el agua y el aire, que, en diferentes proporciones, hace posible la formación de los materiales con diferentes propiedades.
Para una mejor comprensión de las operaciones de los elementos veamos como funcionan en la práctica. Como ilustración, veamos como las raíces de un árbol absorbe el agua y minerales necesarios para su crecimiento (elementos agua y tierra). El árbol respira a través de sus hojas (elemento aire) y recibe luz y calor de los rayos solares (elemento fuego). Si prendiésemos fuego a un árbol, los elementos serían liberados de la madera: el agua se evaporará; la luz que por largos años brilló sobre el árbol se quemará en una llama poderosa; el oxigeno que el árbol “expiraba” facilitará que este proceso de quema de energía y nutrientes transforme el suelo en cenizas, las que nuevamente servirán como una fuente de minerales para otras formas de vida.
El organismo humano también contiene esos cuatro elementos. La ruptura de la delicada armonía de los elementos en el cuerpo humano provoca enfermedades, especialmente sí abusamos de la energía de estos elementos o la obstruimos. Pero, no es nuestro objetivo intentar sustentar esta armonía en el nivel material, y sí en el espiritual. Pues lo que vemos por fuera es siempre una manifestación de lo espiritual. Los elementos que forman el mundo material están también insertos en el carácter del hombre.
Dependiendo de cual elemento predomine en él, puede ser de naturaleza colérica, sanguínea, melancólica o flemática. En la interacción humana, cada una de estas naturalezas es importante, porque posibilita “ver la materia” a partir de todos los lados y, considerar todos los aspectos al desempeñar una actividad, posibilita al ser humano tener su trabajo próximo de la perfección. De hecho, existen doce naturalezas humanas que son mezclas de los cuatro elementos en varias proporciones y son conocidas como los doce signos del zodíaco.
La interacción de los dos principales elementos puede también ser encontrada en la unión del masculino con el femenino, donde el hombre, a través de su naturaleza, contribuye con el relacionamiento con las fuerzas creativas del fuego, mientras la mujer contribuye con las fuerzas de sustentación del elemento agua, formando la fundación necesaria para la operación activa del hombre. Cada uno de los cuatro elementos es inherentemente neutro y no es ni bueno ni malo. Es el hombre quien imprime a la actuación de los elementos un carácter bueno o malo. Pero, para que no nos quedemos presos a teorías, aun que el conocimiento correcto es también importante para el desarrollo espiritual del hombre, veamos los aspectos tanto positivos como negativos que el hombre puede desarrollar dentro de sí.
Al leer las cualidades individuales usted puede tener la sensación de que no tiene muchos trazos característicos del elemento que predomina en su personalidad o puede encontrar en sí trazos de otros elementos. Depende de cuánto usted esté desarrollado como espíritu humano y de cuántas cualidades usted desarrolló a través de la experiencia. En otras palabras: algunos cosechan treinta veces más, otros sesenta veces y otros una centena de veces. Pero todos deben alcanzar la perfección transformando todas las cualidades negativas y positivas.

El elemento fuego (colérico)
Cualidades positivas: vigoroso, cuidadoso, entusiasmado, corajoso, determinado, creativo, osado, esforzado, persistente...
Cualidades negativas: susceptibles a  discusión, irritadizo, con impulsos de destruir todo, apasionado, insensato, celoso, voraz, vengativo, violento, odioso, rabioso, intempestivo


El elemento aire (sanguíneo)
Cualidades positivas: vigilante, libre, cordial, confiable, claro, luminoso, independiente, diestro, optimista, diligente, perspicaz, alegre...
Cualidades negativas: Inestable, deshonesto, copuchento, astuto, calumniador, hablador, inconstante, susceptible, gastador...

El elemento agua (flemático)
Calidades positivas: comprensivo, sereno, moderado, confiable, devoto, piadoso, indulgente, modesto, fervoroso, flexible, meditativo, interiorizado...
Cualidades negativas: indiferente, insensible, flojo, indolente, rígido, retraído, desconsiderado, inestable, desanimado…

El elemento tierra (melancólico)
Cualidades positivas: consistente, consciente, perseverante, puntual, cauteloso, resistente, responsable, firme, confiable, sobrio, ambicioso, respetuoso, realista…
Cualidades negativas: materialista, superficial, flojo, indiferente, lento, susceptible, inconsciente, inconsistente, tímido, desvergonzado…

Todos tenemos un libre arbitrio, pero también la responsabilidad de decidir cómo utilizar la fuerza de los elementos y cuáles son las cualidades a  desarrollar en nuestro carácter. Pero sí aún tenemos trazos negativos que no fueron transformados en nuestro carácter, entonces no nos sorprende el hecho de que no estemos bien en algunas áreas de nuestra vida, o  sí no podemos elevar hacia la tan ansiada Luz, después de la muerte de nuestro receptáculo físico.

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Fuente: http://www.conocimiento-espiritual.es/articulos/fuego-agua-aire-tierra.php