Por Ernesto Sánchez
El discípulo le dijo al maestro:
-En estos tiempos las relaciones humanas y los encuentros
para tomarse un café casi se han vuelto inexistentes, lo virtual se ha venido
imponiendo como una manera de comunicación casi alienante. Hoy somos masas automatizadas que buscamos
sobrevivir. Nos hemos vuelto indiferentes,
desconfiado, poco amable y hasta muy mal educados. El estrés de la vida diaria
es la norma para vivir corriendo hacia
ninguna parte. ¿Por qué, maestro, las
relaciones humanas hoy se han vuelto tan difíciles?
- Si una de las cosas que más hacemos actualmente es hablar.
Parloteamos, hasta cuando estamos
dormidos. Hablamos y no escuchamos. Nos informamos pero no nos comunicamos. Hay cantidad, no calidad. Pero lo fundamental para una buena relación
con el otro es que haya una real comunicación y ésta va a depender de los diversos contextos en la
que se desarrolle. No es tanto lo que se diga
sino el cómo lo digas.
-Toda comunicación humana se hace mediante el lenguaje pero
no solo son palabras las que se transmiten cuando hablamos, sino también gestos, miradas, experiencias, sentires y
energías. Nuestro cuerpo es semántico,
siempre significará algo para alguien. Nuestros olores y humores también
comunican de manera sutil y es invisible
a los ojos. Los animales son muy sensibles
para detectar esa química (a nosotros los humanos se nos atrofiaron esas
facultades olfativas hace muchísimo tiempo).
- Una relación humana -continuó diciendo el maestro- será de calidad cuando la hagamos desde
un corazón sincero, porque como dice la biblia, sólo lo que está en tu corazón
es lo que saldrá por tu boca. Y lo que
no salga por la boca saldrá por los gestos o por las miradas.
-A veces se dice mucho con el silencio. Sólo cuando
calla la mente, y habla el
corazón la comunicación se convierte en una relación espiritual. Sobre el
silencio, como lenguaje del corazón, el maestro Den Ming Dao nos dice estas sabias palabras: “Al escuchar
no con el oído sino con el espíritu, se puede percibir el sonido sutil. Al
entrar en ese sonido, entramos en la suprema pureza. Es por eso que tantas
religiones tradicionales rezan, cantan o salmodian como preludio al silencio.
Entienden que la repetición y la absorción del sonido los lleva a lo sagrado”.
-El lenguaje del corazón será siempre de gratitud y de perdón. Entonces, podríamos hablar de una relación y de
una comunicación efectiva cuando están basadas en el gesto amable, en la aceptación y
la tolerancia. La clave para una auténtica comunicación, dialógica, cara a cara, está en el reconocimiento y la valoración del otro en su dignidad -concluyó diciendo el viejo maestro.
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