lunes, 7 de julio de 2014

El lenguaje del corazón será siempre de gratitud y de perdón



Por Ernesto Sánchez


El discípulo le dijo al maestro:

-En estos tiempos las relaciones humanas y los encuentros para tomarse un café casi se han vuelto inexistentes, lo virtual se ha venido imponiendo como una manera de comunicación casi alienante.  Hoy somos masas automatizadas que buscamos sobrevivir. Nos hemos vuelto  indiferentes, desconfiado, poco amable y hasta muy mal educados. El estrés de la vida diaria es  la norma para vivir corriendo hacia ninguna parte. ¿Por qué, maestro,  las relaciones humanas hoy se han vuelto tan difíciles? 

- Si una de las cosas que más hacemos actualmente es hablar. Parloteamos, hasta  cuando estamos dormidos. Hablamos y no escuchamos. Nos informamos pero no nos comunicamos.   Hay cantidad, no calidad.  Pero lo fundamental para una buena relación con el otro es que haya una real comunicación y ésta  va a depender de los diversos contextos en la que se desarrolle. No es tanto lo que se diga  sino el cómo lo digas. 

-Toda comunicación humana se hace mediante el lenguaje pero no solo son palabras las que se transmiten cuando hablamos, sino también  gestos, miradas, experiencias, sentires y energías.  Nuestro cuerpo es semántico, siempre significará algo para alguien. Nuestros olores y humores también comunican de manera sutil y es  invisible a los ojos.  Los animales son muy sensibles para detectar esa química (a nosotros los humanos se nos atrofiaron esas facultades olfativas hace muchísimo tiempo).

- Una relación humana -continuó diciendo el maestro- será de calidad cuando la hagamos desde un corazón sincero, porque como dice la biblia, sólo lo que está en tu corazón es lo que saldrá por tu boca.  Y lo que no salga por  la boca saldrá por  los gestos o por las miradas. 

-A veces se dice mucho con el silencio.  Sólo cuando  calla la mente, y  habla el corazón la comunicación se convierte en una relación espiritual. Sobre el silencio, como lenguaje del corazón, el maestro Den Ming Dao nos dice estas sabias palabras: “Al escuchar no con el oído sino con el espíritu, se puede percibir el sonido sutil. Al entrar en ese sonido, entramos en la suprema pureza. Es por eso que tantas religiones tradicionales rezan, cantan o salmodian como preludio al silencio. Entienden que la repetición y la absorción del sonido los lleva a lo sagrado”.

-El lenguaje del corazón será siempre  de gratitud y  de perdón.  Entonces, podríamos hablar de una relación y de una comunicación efectiva cuando están  basadas en el gesto amable, en la aceptación y la tolerancia. La clave para una auténtica comunicación, dialógica, cara a cara, está en el reconocimiento y la valoración del otro en su dignidad -concluyó diciendo el viejo maestro. 


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