Por Ernesto Sánchez
Un concepto central para la vida
es la respiración. Sin respiración, no hay vida, y ésta nos llega con el primer aliento. El soplo es
el espíritu de Dios. Son dos los
movimientos, inhalación y exhalación, yin y yang.
Con la respiración unimos las polaridades: lo masculino y lo femenino, la luz y la sombra, el bien y el mal. Lo dual
se vuelve uno. Cuando se recibe el oxigeno nos llenamos de la sabiduría que hay
en la naturaleza y cuando exhalamos entregamos al mundo el amor que viene de
nuestro corazón. Le damos al universo nuestro aire que la naturaleza vuelve a
transformar una vez más en vida y aliento, que es en definitiva el soplo del
espíritu. Cuando respiramos nos relajamos.
-El hombre no es un cuerpo con espíritu, es un alma viviente. Somos energía que se manifiesta a veces en forma densa como cuerpo y otras veces en forma más sutil. El cuerpo es el espíritu. No hay dualidad. Somos una totaliad. El agua aunque tenga forma de hielo o de vapor es agua. El cuerpo tiene una función que es vivir para tener experiencia del mundo y crecer; el alma es para recibir y dar amor; el espíritu es para el disfrute de la Vida Eterna y el Amor Incondicional. Es en el cuerpo donde se manifiesta el espíritu.
La respiración es el soplo divino que nos da la vida. Al respecto, el maestro Deng Ming-Dao, decía: respira porque tu respiración regula el latido de tu corazón; respira, porque alimenta tu cerebro, pone roja tu sangre. Cuando respiras, el campo de energía de tu cuerpo es puesto en movimiento.
La respiración, junto a un corazón amable, tiene el poder infinito de Dios.
1 comentario:
Gracias ERnesto!
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