lunes, 30 de junio de 2014

EL SENTIDO DE LA VIDA EN EL MUNDO





Por Ernesto Sánchez
El sentido de la vida está en la vida misma en su proceso. Sólo le damos el sentido que ya está en nosotros. Somos lo que hacemos,  y eso que hacemos es lo que nos define, porque es la obra, el hacer lo que habla por nosotros, y lo que en definitiva nos transciende.

Algunos buscan el sentido en sus vidas realizando lo que les hace feliz, pero no existe una sola manera de concebir la razón de existir. Hay  tantas como seres pensantes habiten en el planeta. Nuestra misión es descubrir cuál es el propósito de nuestra vida, el porqué y el para qué de la existencia.


- Maestro ¿la vida tendrá algún sentido o es ella un absurdo sin sentido?

- La vida no posee una lógica lineal de la que podamos formular alguna receta específica de cómo vivir. Se vive y ya. La vida no tiene por qué tener un sentido concreto. Si buscas su significado  en alguna doctrina, en una determinada corriente filosófica, en una teología, da por seguro que te perderás lo mejor que tiene la vida. Depende de ti. La vida en sí misma es un libro en blanco, él se convierte en cualquier cosa que tú escribas.  Puedes escribir tu felicidad, o puedes describir tu desdicha.

Los viejos maestros nos han hablado de cómo encontrar el sentido de la vida.  Por ejemplo,  Lao Tsé decía: El Tao (la existencia) en el vivir, consigue el placer de la vida; en el sentir, encuentra el sentimiento; en la amistad, armoniza con todos; en las palabras, es verdadero.  Sólo cuando descubrimos y  cultivamos el tesoro  que se oculta en nuestro ser interior  -el amor, la moderación y el espíritu-, estaremos en capacidad de vivirla en profundidad y disfrutarla intensamente;  entonces  es allí cuando podremos hallar la verdadera razón de nuestra estancia en el mundo.



viernes, 27 de junio de 2014

DAVID Y GOLIAT, UNA ENSEÑANZA DEL ESPÍRITU



Por Ernesto Sánchez



“Y Saúl vistió a David con sus ropas,  y puso sobre su cabeza un casco de bronce,  y le armó de coraza. Y ciñó David su espada sobre sus vestidos,  y probó a andar,  porque nunca había hecho la prueba.  Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar con esto,  porque nunca lo practiqué.  Y David echó de sí aquellas cosas.” 1 Samuel 17:38-39.

Cuando David enfrentó a Goliat entendió que no era con la espada ni con armadura que debía enfrentar al gigante. Se encomendó a Dios, y venció en la contienda. 

En las artes marciales, el Aikido, se vale fundamentalmente de la intuición para lograr una mejor defensa. El Gran Maestro Morihei Ueshiba  decía que para la enfrentar al contendor hay que valerse del espíritu porque ese es el mejor escudo.  La enseñanza que se puede  ofrecer a través de las técnicas y el entrenamiento del cuerpo es importante, pero más importante es lo que se aprende desde la visión  interior del espíritu humano y la Voluntad Divina  que en definitiva siempre será una enseñanza superior de la que se pueda impartir aún en las mejores escuelas.

En una oportunidad el discípulo se le acercó al viejo maestro y le preguntó:

-Maestro,  ¿qué es la espiritualidad?

“Lo espiritual constituye la dimensión más específicamente humana;  el filósofo Hegel la ubicó como el concepto básico de su sistema teórico. Es una palabra tomada de la religión, pero su contenido es el mismo tanto en la religión, en la filosofía como en la ciencia. Se refiere a la relación que ocurre por un lado entre el Logos de Dios o Inteligencia Superior que subyace en la Naturaleza y el Cosmos,  y del otro lado, la del ser  individual que recibe la Energía Creadora de la Existencia. En principio esta recepción de la Sabiduría Divina o Inteligencia  no es consciente. Pero en su proceso de crecimiento en la experiencia humana y en su despertar, el hombre se irá transformando o evolucionando  en un ser capaz  de asumir su responsabilidad  en el mundo, al mismo tiempo que irá comprendiendo el sentido de su vida”.

Volviendo a nuestro ejemplo ya citado, David entendió que no fue sólo su  habilidad la que  derrotó al gigante,  sino que más bien fue la  fortaleza de su fe lo que iluminó su mente y abrió los ojos del espíritu  para poder ver,  en medio de la amenaza, la forma de vencer sin  ninguna clase de temor, poniendo toda su confianza en su escudo espiritual. 

jueves, 12 de junio de 2014

DESEO + CREATIVIDAD + ACTUACIÓN = LOGRO





Por Ernesto Sánchez


El hombre  busca y  desea cosas,  pero también desea que lo deseen, es decir, busca ser objeto  del deseo de alguien.  Aquiles Nazoa nos decía:    “… creo en mi mismo porque sé que hay alguien que me ama”. Es decir, el hombre desea ser amado, ser reconocido que es como una forma de sentirse amado.  Buscar  el reconocimiento, precisamente,   es lo que lo define como un ser social. ¿Pero qué es el deseo?  Según Hegel, es ausencia de algo, es carencia.  Se desea lo que no se tiene. Ese afán de que nos reconozcan es lo que nos hace humano.  Se busca la sabiduría, el poder, la felicidad.  He ahí nuestro itinerario existencial.  La Biblia en su sabiduría revelada nos dice: “Busca (desea) el Reino de Dios y lo demás vendrá por añadidura”.  Por otro lado, Lao Tsé, advertía  que no hay crimen más enorme que perseguir deseos.  Creo que el viejo maestro se refiere a perseguir carencias y ausencias que es como perseguir la nada,  y eso sí que es muy frustrante. ¿Cuándo se podrá alcanzar lo que es nada?



-Maestro, dicen que el desear hace infeliz al hombre, ¿qué hay de cierto en ello?

-Hijo, Lo malo no es el deseo.  Lo que hace daño es no lograr lo deseado, porque  produce frustración que nos hará resentidos e infelices. El deseo  es un pensamiento, una idea que proyectas desde el presente hacia el futuro.  Pero si  reprimes tu logro, si reprimes lo que tú quieres expresar libremente y reprimes la actuación de tu ser, no sólo te producirá frustración, sino también te llevará a estados de  impotencia y estancamiento del alma.  Eso es lo malo, no el deseo en sí mismo.  Cuando hay deseo y creatividad; cuando hay creatividad y acción, el logro  vendrá por añadidura, el cual  no es otra cosa que la realización del ser como gracia divina  del espíritu humano.
  

Cuando hay satisfacción y agradecimiento por el logro, éste te dignifica y te da el impulso para seguir creciendo. 


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martes, 10 de junio de 2014

EL SER ESTÁ EN LA COMUNICACIÓN


Por Ernesto Sánchez



Muchas veces oímos decir que alguien es un buen comunicador porque tiene el poder de la palabra, porque convence, persuade y porque es capaz de hablar por muchas horas y nosotros nos embelesamos escuchándolo. Efectivamente puede ser así, hay personas que tienen ese don. ¿Pero es eso comunicación? La comunicación es fundamentalmente diálogo. No monólogo. M. Kaplún decía que la comunicación no es un asunto de emisor y receptor, sino de seres humanos que comparten experiencias, saberes y sentimientos...

La comunicación para que sea efectiva debe ser afectiva. Y para ser afectiva hay que empezar aceptándonos y para aceptarnos hay que reconocernos y valorarnos, si no, no hay diálogo posible. Y si no hay diálogo, no es posible el encuentro con lo que hay de verdadero en cada uno de nosotros.

-Maestro, cuáles son las virtudes principales que nos lleva a la verdad y a la sabiduría.
-Hijo, saber escuchar, no hablar y no dejarse arrebatar por la ira. Si escuchamos atentos, nuestra mente se abre al aprendizaje, y por lo tanto, sabremos comunicarnos y comprender mejor al otro. Saber comunicarse bien es no hablar sino lo necesario; recuerda que un buen maestro enseña sin palabras. Y en cuanto a la ira, ésta es una emoción que obnubila la mente; cuando caemos en ese estado se hace imposible escuchar la voz de Dios que viene de lo más profundo de nuestro corazón y del corazón de aquellos con los cuales nos relacionamos.

Y volviendo a Mario Kaplún, él sostenía que definir bien la comunicación equivale a decir en qué clase de sociedad queremos vivir… Porque definitivamente somos seres que no hacemos otra cosa que comunicamos los uno con los otros, porque simplemente es esa nuestra esencia; de lo contrario estamos corriendo el riesgo de deshumanizarnos y perder nuestra condición de seres para la vida, para el encuentro, la amabilidad, la convivencia y la felicidad.

domingo, 8 de junio de 2014

La libertad interior es nuestro verdadero ser



Por Ernesto Sánchez


Cualquier cosa que uno haga es porque ya se ha tomado una decisión. La acción implica en sí misma una elección.  Esa es nuestra libertad.  Aun con todos los condicionamientos y las presiones externas, la libertad es un hecho interior.  Una decisión personal. Así es como debemos asumir  nuestra responsabilidad ante la vida.
-Maestro, pregunta el discípulo, ¿es posible que el hombre sea sometido, su mente adormecida, y su voluntad conculcada por las creencias impositivas, por las ideologías y por la presión psicológica de la propaganda repetitiva que hace que una mentira parezca una verdad?
-Aparentemente, pareciera que sí, respondió el viejo maestro. Pero aprendamos de la historia que ninguna esclavitud o neo-esclavitud ha tenido un final feliz.   La historia nos enseña que  el hombre tiene una capacidad cultural y espiritual para la resistencia.  Aunque su condición de dignidad sea rota y humillada, él sigue siendo un ser humano que tiene dentro de sí lo más importante que le da verdadero sentido a su existencia: el amor.
Quizás este fue el mejor testimonio que nos dejó Víctor Frankl cuando escribió desde el campo de concentración nazi en el que estuvo recluido por su condición diversa.  El decía: “La verdad es que el amor es la meta última y más alta a la que puede aspirar el hombre”,  y  agregaba: "La salvación del hombre está en el amor y a través del amor"… Él sostenía que hacernos conscientes de nuestra capacidad de elegir y de amar obedece a nuestra  libertad interior,  que es nuestro verdadero ser, y es el camino más expedito que nos lleva al crecimiento humano.
“Llegué a comprender que lo primordial es estar siempre dirigido o apuntado hacia algo o alguien distinto de uno mismo: hacia un sentido que cumplir u otro ser humano que encontrar, una causa a la cual servir o una persona a la cual amar ", decía el Sr. Frankl para concluir.
Aunque parezca un lugar común decirlo,  tenemos libre albedrío,  por esta razón nuestro camino será siempre individual, único, y nuestro aprendizaje y experiencia personal será siempre lo que nos haga crecer en dignidad,  en libertad y  sabiduría.  Esos son  nuestros  grandes tesoros que la naturaleza infinita y Dios nos han regalado a cada uno de nosotros. En definitiva, éstos son nuestros derechos humanos fundamentales e ineludibles.

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